jueves, 5 de marzo de 2009

Al Mesalla, Activistas por la Paz en Irak


Irak no es sólo las imágenes de guerra y atentados terroristas que salen por televisión. Irak es también ciudadanos como Zaid al-Wardi que luchan por promover la cultura de la paz en un país arrasado por la violencia. Ha participado en una mesa redonda en Madrid,el pasado 26 de febrero, en la Casa Árabe sobre el papel de la sociedad civil para poner fin a la violencia en el Irak actual

Zaid al-Wardi es miembro del centro Al-Mesalla, una organización no gubernamental que nació en Bagdad en septiembre de 2004 después de la invasión y la caída del régimen de Saddam Hussein.

Ese año fue un año de atentados sangrientos contra la población civil iraquí, como los registrados en Kerbala y Bagdad coincidiendo con el día de la Ashura chií, que causaron cientos de muertos, pero también de secuestros de ciudadanos extranjeros por los insurgentes para presionar a los países con tropas en Irak.

Fue además el año de la batalla de Faluya, que costó la vida a decenas de militares estadounidenses y a miles de insurgentes iraquíes y causó el éxodo de al menos 200.000 civiles, y el año en que se destapó el escándalo de las torturas y vejaciones a presos iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib por parte de soldados de Estados Unidos.

Fue en ese contexto en el que Al-Wardi y sus compañeros comenzaron a hablar de la cultura de la no violencia y crearon Al Mesalla, para promover por todo el país una red de ONG que trabajan en el campo de los derechos humanos y la cultura de paz con la que fortalecer la sociedad civil.

"Muchos iraquíes creían al principio que éramos unos ingenuos, unos soñadores, incluso unos locos que hablaban una lengua extraña", relató, para añadir, entre risas, que "a veces" él también se siente "un ingenuo".

"Lo que intentamos demostrar es que podemos trabajar juntos aunque seamos de clases, sexos o grupos étnicos distintos si estamos de acuerdo en unos conceptos básicos, como el de la no violencia", explicó.

Pero la sociedad iraquí se está cansando", añadió el activista, que aseguró no obstante no tener muy claro si el hecho de que su mensaje cale en algunos sectores se debe a que hay un convencimiento "sincero" o una necesidad de "algo nuevo".

Sea como fuere, sus ideas comienzan a calar, como prueba el hecho de que el número de organizaciones que colaboran en sus campañas han pasado de trece en 2006 a 141 a finales de 2008.

Y, entre los planes de futuro, destaca la creación de un grupo de presión para aprobar una ley que prohíba la importación y la venta de juguetes violentos en Irak.